El objetivo de nuestro cuestionario es encontrar diferencias significativas entre las personas. No hay categorías buenas o malas, mejores o peores.
Elegimos como base el Myers-Briggs Test porque cientos de estudios realizados durante los últimos cuarenta años demuestran que es un medidor válido y consistente. En otras palabras, realmente nos indica características diferenciadas de cada individuo y, si repites el test a la misma persona, nos ofrece siempre los mismos resultados.
Uno de nuestros primeros retos fue crear una fragancia para un ENFP. No te dejes asustar por las siglas, corresponden a una personalidad extrovertida, entusiasta e imaginativa. Analizando su universo sensorial descubrimos que prefería atmósferas relajadas. Sin embargo, optaba por materiales y colores atrevidos. Fue muy revelador conocer sus aromas favoritos. Y la elección de sus perfumes habituales nos indicaba que podía usar fragancias muy diferentes, aunque prefería perfumes sofisticados y con un cierto toque de exotismo.
A los extravertidos no les dan miedo los perfumes con cabezas potentes. Para crear nuestra fragancia apostamos por un acercamiento a la esencia tradicional floral matizado por una base con aromas de leña y almizcle. El resultado era un perfume esencialmente femenino, atrevido por la carnalidad de la flor del nardo. La contradicción entre la frescura floral y la calidez sensual, casi intoxicadora, de la tuberosa componen una fragancia profunda e inolvidable.
Con las esencias de base conseguimos un perfume que evoluciona de forma gradual en la piel, evocando una noche mediterránea, romántica y ensoñadora.